BaiLarines Cautivos
Las sábanas son testigos de nuestra danza, cada roce, un latido en la penumbra, somos ecos de una sinfonía antigua, mientras el mundo exterior se deslumbra. La seducción embriaga los cuerpos, rozando las sábanas con suaves caricias, como olas que susurran en la orilla, caminos de deseo trazando delicias. Nuestros suspiros se entrelazan en el aire, cada instante, un verso en la penumbra, tejiendo un relato que solo entendemos, donde el tiempo se detiene y el alma se alumbra. Bailamos en la bruma de este abrazo, donde la piel habla en un lenguaje sutil, y el murmullo de nuestras almas danzantes se convierte en un canto que no tiene fin.