Y hay suaves caricias que te rozan el alma con gotitas de emoción envueltas en Flor y que te abrazan con sus pétalos, como lo ha sido este regalo de mi querido amigo y poeta Joaquín Lourido, al que creo que muchos ya conocéis. Empolvando las grietas de mis huellas en tu piel, me reseco y tengo sed. Inyectando preguntas ineludibles, purgas mi locura como bálsamos sin glicerina. Noctámbula me rodeas, mis párpados se cierran... entre suspiros viento y arena. Una silueta se vislumbra acercando la nada al todo. El tiempo como péndulo oscila. Besos de ambrosía, juegos malabares... Misivas sin resonancia, olivares en el desierto. Etapas insondables, tinajas con vida. Joaquín Lourido Y en un silencio sagrado Hay dos almas engarzadas agitando los vientos con aromas de flores. Ana Mari