Entre minutos y horas (V)

Por un momento tembló sobre la cuerda que la sujetaba los pies, donde se vio pisando sobre ella a una altura que podría caer en picado si no se sostenía. Sus manos retorcían sus pezones con fuerza, estaba a punto de gritar cuando sintió el cuero sobre su piel recorriendo sus vértebras hasta llegar a su coño donde de nuevo sintió aquel zass sonoro, ahora era una fusta y cada vez que ella se retorcía de placer volvía a impactar contra sus nalgas y muslos mientras él seguía cavalgándola como si fuera su yegua, la cogió por las manos llevándoselas a la espalda y la ordenó que le ofreciera su coño, apoyó su rostro contra el colchón y alzó sus nalgas con las piernas bien abiertas; sintió como introducía de nuevo un dedo, dos, en su vulva. Andrea sintió vergüenza por estar tan húmeda, sus dedos entraban y salían, a su oído le susurraba estás muy húmeda putita, aquellas palabras la humedecían aún más, estaba a punto de explotar y aquel hombre no hacía más que martirizarla, de pronto notó como un dedo recorre su ano con sus propios jugos haciendo presión, un dolor invadió su mente unos segundos, ahora estaba más caliente y Ángel no dejaba de martirizar su entrada. Sabía lo que vendría a continuación cuando notó la cabeza de su verga profanando su culo, trató de ahogar un grito de dolor al notar como iba deslizándose hacia dentro cada vez un poco más mientras seguía jugando con su clítoris en su otra mano, la cabeza la daba vueltas, estaba a punto de perder el sentido cuando de pronto algo en su interior se desagarraba por dentro, notó como Ángel comenzaba a moverse lento mientras ella quedaba inmune a sus espaldas, sus manos agarradas a sus caderas clavaban sus dedos como espuelas en sus carnes.

Y una danza de tambores comenzó a sonar en su interior al ritmo de sus embestidas que al principio eran suaves para luego ir subiendo de tono al ritmo de sus caderas, jugaba con su clítoris torturándolo para luego darla una nueva embestida, aquella danza de tambores y violines la llevó a la mágica danza de los sietes velos sin dejar de azotarla y susurrarla palabras obscenas a sus oídos. De vez en cuando hacia sonar los timbales de sus cúpulas, Andrea por un momento se vio en Nirvana al mismo tiempo que sentía a los ángeles en un coro celestial a punto de alzar sus alas para rozar la cúpula de la sagrada Familia. Por unos minutos pudo sentir como las puertas del Templo sé iban abriendo al paso de música celestial y eclesiástica, estaba a punto de subir a la nota más alta para dar el Do de pecho llevándola a la cima del Monte Everets pudiendo contemplar la niebla que la cegaba cuando su cuerpo se arqueó  como el arco de Atenea al viento de la cima del mismo,  dando paso a la primavera en un vuelo al galope hacia el abismo a la espera de ser sacerdotisa orquestando una saeta en el plenilunio de su garganta subyugada por el placer del deseo en sus carnes licuadas, al calor de su hoguera dejando libre el ángel de alas amputadas.

Fin

PD:Espero haberos tenido en tensión y sobre todo haberos llevado a sentir más allá de la carne. Muchísimas gracias a tod@s por leerme, ser y estar.